Por Ralph González del programa We Funk
Si un niño me preguntara, ¿Qué es el funk en 2 palabras?, le respondería que es “música pesada”. Es música africana moderna, podría decir una tía destrabada; -Es un jazz más rítmico, podría decir un técnico en sonido; -Es música bailable de los 60’s; podría alegar un profesor de historia retirado. Mi tío hippie, que ahora es pelón, podría decirme algo como: ‘mira papito eso era la mera nata de las discos de patinaje’. Todo lo anterior es cierto, porque el género funk es eso y mucho más.
Las raíces de esta vertiente se pueden rastrear a 1965, donde -no podía ser en otro lugar-, se escuchó la primer rola en Nueva Orleans, llamada ‘Get out of my life women’, de Allen Toussaint. Todos relacionan esta música con James Brown, el legendario moreno vestido de lentejuelas que bailaba como si fuera un resorte y se peinaba como muñeca de vitrina, quien le dio la popularidad televisiva al ritmo sincopado.
Hablando un poco de la técnica del funk, tenemos a un bajo, el cual acentúa el ritmo que normalmente haría la batería, a través de slaps y notas altas que contrastan y complementan. Después, en la mezcla grasosa tenemos al órgano Hammond que le da esa alma de iglesia, mientras que la guitarra genera riffs en acordes menores, repetitivos y con swing.
James Brown describe a su sonido, y el cambio del Un-dos-tres-cuatro, por un Uno-tres de esta forma: pasé del upbeat al downbeat. Así de simple lo dice el genio, del cual muchas bandas de los 70’s copiaron, con su propio estilo, como Earth, Wind and Fire. Ya en los 80’s vemos bandas de funk-rock y funk-metal, como Red Hot Chilli Peppers y Rage Against the Machine.
En el escenario guatemalteco, encontramos rastros de la fusión funk, con Ricardo Andrade en los 70’s, Planeta Panamericana en los 90’s, la banda Entre Todos, en los años 2000; bandas como The Motherfunkers ya pasadito el nuevo milenio, y la banda Primmo en la actualidad. Los grupos de jazz implementan la fusión funk en vivo para darle un toque más llamativo y bailable al asunto.
Con unos pantalones de campana, un afro y una mano en el aire, me despido de ustedes, sintiendo el deslice del zapato en la pista de baile.