El uso desmedido de recursos de los últimos años ha significado un declive en la calidad de vida tanto del planeta como de quienes lo habitamos: plantas, animales y humanos. Esto se refleja en los estudios más recientes de diferentes organizaciones.

No es un secreto que los efectos de los daños en el ecosistema se están volviendo cada vez más tangibles, pues todo está ligado y si un ámbito se ve afectado, todo lo estará.

En el último informe del Living Planet Index, un reporte hecho cada dos años, se dio a conocer que un 60% de la población de los animales salvajes se había perdido en un lapso de 40 años (entre 1970 y 2014).

Estas devastadoras cifras se dan por diversos motivos, los cuatro más grandes son:

  • La sobre explotación de las especies, para alimentos, principalmente.
  • Contaminación desmedida.
  • Especies invasivas en áreas específicas y contagio de enfermedades externas.
  • Cambio climático, causante de cambios drásticos en períodos cortos de tiempo.

Estos factores combinados resultan en la destrucción de ecosistemas completos, a un ritmo en el que las especies se puedan adaptar. Esto es cierto para especies en tierra y agua.

La vida en agua dulce ha sido la más afectada, con más del 80% de especies en declive. La sobre explotación para la comercialización, la contaminación y la construcción de represas sin tomar medidas medio ambientales contribuyen a la extinción masiva.

Aunque estas realidades se ven negativas, no todo está perdido. Estas generaciones son las primeras en estar conscientes del impacto que tenemos sobre los ecosistemas, mientras que contamos con la tecnología para corregir los errores del pasado.

El año que está por comenzar, el 2020, será cuando se haga una revisión del progreso en desarrollo sostenible para saber si estamos llegando a las metas que se habían puesto a través de los Ojetivos de Desarrollo Sostenible a las que la humanidad debe llegar para el 2030, el Convenio de Paris y el Convenio en Diversidad Biológica.

Más allá de la belleza que viene de la naturaleza, es parte de un sistema intrínseco sin el que no podríamos vivir. La naturaleza es hogar de la biodiversidad, es de donde conseguimos comida, hogar y medicina, de donde viene agua, aire y tierra limpia y sana,

El fenómeno conocido como “la gran aceleración”, viene después de la revolución industrial, con un crecimiento significativo de la raza humana. A partir de los años 50 la Tierra se ha visto impactada por este crecimiento, llevando a algunos científicos a considerar una nueva era geológica llamada por algunos “antropoceno”, por los cambios causados por las personas.

Las nuevas generaciones son afortunadas, de algún modo, pues son las primeras en estar conscientes de los cambios que causamos, al mismo tiempo de ser las que pueden corregir los desastres y tomar los primeros pasos en preservar a la naturaleza.

¡Estás entre inusuales!