Octubre es el mejor mes para estrenar películas de miedo. Es el mes en el que se celebra Halloween, después de todo, aunque para los amantes de este género cinematográfico no hay una fecha específica para disfrutar de ellas. 

Los filmes de terror son bastante populares. Basta con ver en los servicios de streaming,  tienen su propia sección llena de historias que mantendrán hasta al más valiente al borde de su silla. Pero, si estas nos hacen pasar por un rato llenos de miedo ¿por qué son tan populares?

La temática de monstruos, apariciones fantasmagóricas, lo sobrenatural o personajes aberrantes está presente desde los inicios del cine. La primera película de terror que se tiene registrada es Le Manoir du Diable de Georges Méliès, creada en 1896. La popularidad del género se ha mantenido a través de las décadas, cambiando de temáticas, pero siempre asustando al público.

En el cine mudo los monstruos mitológicos reinaban, como Nosferatu o Frankenstein, luego, con el paso de los años estos fueron cambiando a aliens, monstruos nucleares, zombies, seres sobrenaturales a personas de apariencia normal pero intenciones monstruosas, como Hannibal Lecter o Norman Bates. 

Cada antagonista es relevante para su época, afianzándose de temas recientes y miedos colectivos, como los zombies de la década del 2000. En esa década se temía un ataque bioterrorista y de ese sentimiento las película de zombies proliferaron nuevamente, como Guerra Mundial Z, Soy Leyenda y Resident Evil. 

Existen varias teorías sobre por qué son tan populares estas historias. Aunque las investigaciones continúan, ya tenemos algunas respuestas que parecen ser las más razonables.

La adrenalina

Los adictos a la adrenalina conocen ese sentimiento y lo buscan activamente: un subidón de energía intensa. Es la misma respuesta que conseguimos cuando nos subimos a una montaña rusa, escalar una pendiente o explorar un área desconocida. Es la misma ola de emoción que nos embarga al ver Actividad Paranormal pero, a diferencia de estas actividades, podemos parar para tomar un respiro sin ponernos en un verdadero riesgo.

Una vacuna para el estrés

Ver la escena donde la niña sale de la televisión en El Aro seguro nos horrorizará, despertando una respuesta de estrés, pero ese sentimiento pasará pronto, cuando la película acabe. Estos pequeños momentos de angustia, en lugar de perjudicar, sirven como un tipo de “vacuna” para situaciones verdaderamente agobiantes, pues enseña al cuerpo a ser más resiliente ante la ansiedad. Es un principio parecido a las terapias de exposición para tratar fobias. 

Acercamiento

Todos recuerdan con quien vieron El Resplandor por primera vez. Las experiencias compartidas, en especial las traumáticas, hacen que las personas estrechen sus relaciones. Es consolador pensar que alguien pasó por lo mismo que tu pasaste y entiende lo que sientes. Quizá no sea la película la que te guste tanto como te gusta el recuerdo de haberla visto con alguien en especial. Este acercamiento también sirve como estabilizador de la ansiedad.

Autoconocimiento

No siempre nos identificamos con los “buenos”, a veces nos identificamos con los villanos. Nos alegramos cuando Hannibal escapa de las autoridades o sentimos que Carrie se ve reivindicada cuando incendia el baile escolar con todos sus compañeros adentro. Algunos llaman a esto “el monstruo interior” una parte violenta de nuestro subconsciente que pocas veces dejamos salir. 

La teoría es que ver este tipo de historias satisface a esa parte primal, sin necesidad de cometer un acto parecido. Al mismo tiempo, nos enfrenta a esa realidad nuestra, mostrándonos qué podría ser y haciéndonos ver las buenas decisiones que tomamos todos los días. 

Claro que los beneficios de ver películas como Miseria, El Conjuro, Halloween o Sé Lo Que Hicieron el Verano Pasado, solo se pueden obtener si te gusta verlas, si no, podría tener el efecto contrario. Ten por seguro que el séptimo arte se llenará de historias de terror mientras tenga una plataforma donde hacerlo. 

¡Vivimos entre inusuales!