Conocemos a Salma Hayek desde sus tiempos de telenovela. Cuando comenzó a actuar, mucha gente le dijo que nunca podría actuar más allá del mundo de las telenovelas mexicanas. Con el tiempo, la actriz demostró que, no solo trascendería fronteras, sino que se mantendría relevante por mucho más tiempo del que predijeron para ella.
Ser mujer en cualquier industria prueba tener sus dificultades. En el caso de Hayek, se decía que su sensualidad era la que empujaba su carrera y, cuando llegara a los 30, no la llamarían más. Es ahora, a sus 53 años, cuando más trabajo ha tenido y en roles más interesantes.
Quizá por eso es que sorprende la edad de la luminaria mexicana, pues su cuerpo de trabajo no parece mermar. Su belleza tampoco, a pesar de haber pasado ya a un segundo plano para la actriz, quien es abierta al hablar de su edad. Lo peor para ella son sus ojos, no por las arrugas, sino porque debe usar anteojos.
Lee también: El testamento secreto de Michael Jackson
La mexicana, quien fue nominada para un Óscar a Mejor Actriz, también es productora y directora de cine y televisión. Así mismo, está involucrada en organizaciones filantrópicas en temas de mujeres. Actualmente está produciendo una nueva serie para Netflix, llamada Monarca, que estará disponible a partir del 13 de septiembre.
“Del crepúsculo al amanecer” fue la película que la catapultó al estrellato en Estados Unidos. Luego, su papel de “Frida” la cimentó como una actriz seria, más allá de ser considerada solamente como una sex symbol. Su carrera comenzó en las telenovelas mexicanas con la adaptación de Teresa de 1989 y en Estados Unidos fundó Ventanarrosa, la casa productora de Ugly Betty.
Salma Hayek está casada con el magnate François-Henri Pinault desde el 2009, con quien tiene una hija, Valentina, de 11 años.