Con todas las malas noticias de los incendios forestales que están consumiendo las selvas y arrasando con la fauna que habita en estos lugares, es casi imposible creer que haya bosques que, a pesar de todo, vuelven a recuperar el verde de sus hojas.

Claro, en caso de un incendio, es mucho más difícil la recuperación. Pero hay quienes han demostrado que no se necesitan de 50 años o el paso de una generación completa para ver cómo la naturaleza se va regenerando.

Pese a que es un proceso lento de reincorporación de todas las especies de flora y fauna originarias del lugar, este bosque ubicado en carretera a El Salvador, en jurisdicción de Villa Canales fue recuperado en diez años.

Este terreno que en un inicio fue de 17 manzanas y luego se fue extendiendo a 29 era antes un campo abandonado de cultivo de café y aguacate. Para “mantenerlo limpio”, los encargados del lugar cortaban la maleza o demás plantas que no les servían. La tierra se encontraba totalmente devastada, erosionada y con una clara degradación en los suelos orgánicos.

Henry Lewin, arrendó el terreno en el 2007 y poco a poco dejó que la naturaleza hiciera su trabajo “no es tanto lo que hicimos, sino lo que no hicimos, solo dejamos que la naturaleza se fuera regenerando a su tiempo, solo dejándola estar”.

En la imagen de arriba vemos como el terreno estaba dañado y como se fue regenerando.

Al ser una finca en mal estado, no había vegetación, habían pocas plantas y animales. Lo principal, cuenta, fue evaluar qué especies endémicas tenían que existir en el lugar. Así fue como empezaron a plantar árboles, en especial Palo Blanco y Matilisguate.

En diez años han logrado reforestar más de 15 mil árboles de diferentes especies y llevaron a cabo el respectivo seguimiento para asegurar el éxito de la reforestación. Para este 2019, esperan que llegue la época de lluvia y así plantar otros cinco mil árboles.

Con el tiempo, regresó la vida silvestre al lugar y de ser un terreno baldío, se convirtió en el hogar de más de 50 especies de aves, ardillas, conejos, comadrejas, zorros y mapaches.

Así fue como Lewin creó el parque ecológico GreenRush que ofrece la oportunidad de disfrutar de un hermoso bosque a pocos kilómetros de la ciudad capital y donde se puede acampar, hacer canopy, caminar en los senderos, montar a caballo y ayudar con el santuario de los venados.

Este último lugar es una actividad que realizan en colaboración con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) “en su misión de preservación de especies, contamos con un santuario de cuatro manzanas de extensión, donde podrás entrar caminando o a caballo a buscar a nuestra familia de venados cola blanca” explican en su página web.

Algo importante de este parque es que no tienen basureros, simplemente porque no quieren aceptar la basura de los visitantes. “Solo el ser humano genera basura, el resto del planeta genera desechos, el excremento de un animal se convierte en alimento para otros, un mono se come una fruta y lo que deja se convierte en abono para la tierra, en cambio, una botella de plástico no le beneficia a nadie”, explica.

El paisaje en GreenRush es simplemente espectacular.

Asimismo, también dice que no dejan que los visitantes le den comida a los animales ya que los humanos consumen comida procesada y esto solo provoca que el ciclo natural de la fauna se vea afectada.

¿Te imaginas si cada terreno baldío recibiera el tratamiento que Lewin le dio a esta finca abandonada? Confiar en la sabiduría de la naturaleza y dejar que se regenere sin causarle más daño es la clave.

https://www.instagram.com/p/Bxvq6d_Hydg/

¡Que lo distinto te encuentre!