La noticia de una serpiente humana conformada por más de siete mil personas que cruzaron tres fronteras en un mes, fue la que acaparó la atención del mundo en el último bimestre del 2018.
La caravana de migrantes hondureños salió el 13 de octubre y fue seguida por cientos de periodistas de la región y de varias partes del mundo, pero hubo uno que logró meterse al interior de la caravana y conocer de la forma más cercana las motivaciones de quienes estaban dispuestos a pasar por todo lo necesario para llegar a su destino.
El periodista español radicado en Guatemala, Asier Vera, la llamó “La Caravana de los Sueños” y la presenta en una serie de fotografías que están expuestas en el Centro Cultural de España, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala.
“Cuando sigues a siete mil personas, hay siete mil historias y siete mil sueños. Yo me tenía que centrar en una persona, aunque cada día hablaba con alguien y ese alguien siempre me contaba una historia demoledora, digna de un libro”, dice Asier.
La única forma de encontrar personajes que le ayudaran a contar historias era caminar junto a ellos, dormir en los albergues, compartir los tiempos de comida y dudar juntos cuando las dificultades llegaban para evitar que siguieran su camino.
Como cuando la migración de México cerró un puente de paso entre Chiapas y Oaxaca para que no pasaran, o el día en que las autoridades les tiraron gases lacrimógenos o cuando el albergue se inundó “el día que se inundó el estadio de Benito Juárez en Tijuana, todas las tiendas estaban flotando en barro y la gente descalza. Entre la desesperación de la gente, noté ahí que era el fin… les pasaba de todo, pero seguían adelante, siempre seguían adelante”, dice Asier.
En compensación a estos momentos, Asier también hizo un recorrido por las horas de disfrute y alegría de los hondureños que contrastaba a las historias dramáticas y de violencia que viven en sus países.
Muchos de los migrantes cargaban bocinas entre su equipaje y por las noches montaban fiesta desde donde estuvieran, bailaban punta (danza tradicional garífuna) y se conocían entre ellos.
Cuando el estadio de México sirvió de albergue llegó un equipo de lucha libre que montó un show que pocos habían visto. Cientos migrantes, hombres y mujeres, rodearon el ring y se olvidaron durante dos horas que no tenían donde comer y que estaban en un lugar gigantesco que tenía los baños colapsados.
En Tijuana la caravana murió, fue un sálvese quien pueda. Durante miles de kilómetros todos iban juntos, pero al llegar a EEUU sabían que se separarían en búsqueda de su sueño y su destino.
Asier cuenta que este proyecto fotográfico continuará hasta Minessotta, seguirá a una de las familias que acompañó durante la caravana para conocer cómo viven en EEUU y cómo lograron sortear los retos que una persona tiene al llegar a un extraño país.
Esta exposición estará hasta el 2 de marzo en el CCE Guatemala y la puedes visitar en horario de 10 a 19 horas.
¡Que lo distinto te encuentre!