Ana Cosenza es la prueba viviente que una mujer sí puede viajar sola, aprender de mecánica, bucear sin oxígeno, buscar tiburones y documentar lo que hace, todo esto al mismo tiempo y en diferentes lugares. Como si la vida fuera una sola… bueno, sí lo es pero ella lo ha comprendido muy bien.
Sus piernas son tan largas como los kilómetros recorridos en tuc tuc, motocicleta eléctrica y ahora en velero. A esto se debe el nombre de su nuevo proyecto “Piernas Largas”, pero para entender este enjambre de aventuras, vamos paso a paso…
Abandonarlo todo
Licenciada en cine y con más de una década de experiencia en producción audiovisual, Ana vivía el sueño de cualquier joven que alcanza los 30 años. Tenía su propia productora y un cómodo apartamento en el recién renovado 4 Grados Norte. Todo esto lo vendió para tener el dinero suficiente para viajar y regresar hasta nuevo aviso.
Pero abandonarlo todo no se reduce solo al plano material, también se refiere a dejar atrás aquellos consejos sugestivos de sus familiares y amigos que le decían que debería sentar cabeza, hacer cosas más previsibles y conseguir trabajo.
Es también dejar atrás el miedo y saber enfrentarse a situaciones de riesgo que no ocurrirían si se mantuviera detrás de un escritorio, como cuando un grupo de hombres la acosó en India “no sabía cómo defenderme ni hablaba el mismo idioma”, dice; o cuando tuvo que aprender mecánica al desprenderse el motor de su tuc tuc a 75 kilómetros del pueblo más cercano.
Las aventuras
Sus botas, una crema hidratante, un acondicionador para el pelo, su celular y su equipo fotográfico y de video es parte de la mochila de esta viajera.
Como una mujer poco convencional, el transporte que decide utilizar para sus aventuras responden a la misma característica. Después de abandonarlo todo, Ana vivió en Roatán Honduras. Ahí le surgió la idea de recorrer una parte de Cuba en bicicleta, luego formó parte de un equipo que viajó por Suramérica en una motocicleta eléctrica ( que no emite contaminación ambiental) y después recorrió uno de los ríos más grandes del subcontinente indio -el río Ganges- en un barco solar.
A finales del 2017, Ana consiguió un tuc tuc y decidió viajar 2 mil kilómetros entre México y Guatemala y ahora está subida en un velero conociendo el mar beliceño.
Al momento lleva cuatro semanas de viaje, salió desde Río Dulce, Izabal, pasó por Livingston, llegó a Belice por Punta Gorda, estuvo en Placencia y varios cayos pocos conocidos.
“De todos mis viajes y aventuras, esta es la primera que no tengo fecha clara de regreso. Al salir pensé que me iría dos semanas, no sabía si me iba a marear, pero me gusta mucho y creo que a finales de mayo parte del grupo con el que viajo planea regresar, pero no sé si regresaré con ellos o me iré a otro lado”, cuenta Ana desde un muelle en Belice donde logró encontrar señal de internet para platicar con Radio Infinita sobre sus aventuras.
La ventaja de ser fotógrafa, documentalista y escritora es que las aventuras de Ana han quedado plasmadas en sus redes sociales y le dieron vida al proyecto del que hablábamos desde un principio, Ana Piernaslargas. Una plataforma donde no solo mantiene al tanto a sus amigos y seguidores sobre cada paso que da, sino que sirve también para mostrar cómo el mundo está muriendo enterrado en toneladas de basura.
“Anclamos en un lugar a cinco horas de Punta Gorda, agarré el kayak por dos horas, nadé hora y media y había basura en todos los lugares en donde iba. Había basura debajo del mar, en las olas, en las raíces de los manglares,y es algo muy deprimente, ves manatís saltando, delfines nadando, millones de peces, esponjas marinas, estrellas de mar y mantarrayas, todos ellos cubiertos de basura en un panorama devastador”, cuenta.
Estar en un velero le ha permitido combinar su amor por el mar y su pasión por la fotografía submarina que la ha llevado a compartir con animales impresionantes y, a la vez, enviar un mensaje para hacer un turismo sostenible y consciente.
“Desde un velero he tenido la perspectiva de filmar cómo está cambiando el panorama del océano por la contaminación, pero también me ha dado la oportunidad de nadar con delfines y manatís, hacer freediving (deporte parecido al buceo pero sin usar tanque de oxígeno) y esperamos ver el tiburón ballena en estos días”, menciona.
Entre sus próximos planes, está regresar a Guatemala para reencontrarse con su tuc tuc y viajar en él hasta Panamá para conocer Centroamérica a una velocidad de 35 kilómetros por hora.
“Tiendo mucho a vivir día a día lo más intenso posible y hasta el momento me ha funcionado”