“Conviviendo con mis emociones… Anestesia emocional”
Parte 3
Extractos de los textos Inteligencia emocional y proceso de duelo de Mary Carmen Castro y La Inteligencia emocional de Daniel Goleman
Existen cinco emociones que son innatas: miedo, alegría, enojo, tristeza y afecto. Aunque hay autores que agregan el asco y la sorpresa.
Pensemos por ejemplo en un bebé y veremos reflejados estas emociones; en esta etapa no somos conscientes de que lo que sentimos es alegría o miedo, pero ya los traemos, nacimos con ellos.
Desafortunadamente a través de la educación y la socialización se nos dice qué podemos sentir, dónde, cuándo, cuánto, etc., y con todo este proceso vamos bloqueando nuestras emociones y sentimientos o tapando un sentimiento con otro hasta que llega un momento en el que ya no sabemos ni qué sentimos, y si es desagradable, tratamos de evadirlo a toda costa.
Las emociones, sentimientos y pasiones se diferencian por su duración y su intensidad. Las emociones son intensas y breves a diferencia de los sentimientos que son menos intensos y más durables y las pasiones son intensas y perdurables.
Al referirnos al manejo de las emociones y sentimientos, cabe aclarar que no se ejerce control sobre ellos por el simple hecho de ignorarlos o negarlos. Cuando esto ocurre, perdemos el control y paradójicamente son éstos los que controlan nuestras vidas.
El objetivo con relación al manejo de las emociones radica en la búsqueda del equilibrio y no en la supresión o negación emocional. La virtud siempre ha estado en el justo medio, por tanto, como dice Goleman, (1998) “mantener bajo control nuestras emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional; los extremos (emociones que crecen con demasiada intensidad o duran demasiado).
Los sentimientos no son ni buenos ni malos; son de aceptación o rechazo según los efectos que produzcan en la persona. Por tanto, son agradables o desagradables orientados hacia el pasado, presente o al futuro.
Cuando verdaderamente estamos contactados con nuestros sentimientos la manera en que los expresamos es simple y directa, se manifiesta con tanta fuerza que bloquea cualquier otra actividad, especialmente las cognitivas y generalmente los reportamos a través de una frase: “¡estoy alegre!” “¡estoy triste!”
Los sentimientos no se dicen, se muestran, de ahí la importancia de detectar el cómo se expresa verbalmente una persona, ya que cuando existe un sentimiento intenso, éste manifiesta lo que la persona siente en el momento de expresarlo. Cuando nuestro reporte se extiende, racionalizamos y lo justificamos, ocurre que no estamos en contacto con nuestro sentir. “¡creo que estoy triste porque ayer mi esposo se enojó porque llegué tarde a casa, pero yo…!”
Podemos encontrar personas que poseen gran capacidad para expresar en palabras su experiencia emocional, con estas personas no tendremos problema, ya que fácilmente nos informarán de sus emociones y sentimientos; contrariamente podemos toparnos con personas que padecen de lexitimia que es la incapacidad de la persona para describir su experiencia emocional.
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