Nuestra música conectada al clima
Por Jorge Sierra del programa Notas en Jazz
Han sido días y días de lluvia. Y bueno, después de décadas uno no termina de acostumbrarse a la lluvia. Porque desprevenidos no nos toma. Ya sabemos incluso la época y la hora que usualmente llueve, pero como que siempre anhelamos el clima del Edén. Pero no. Ahora bien, hace pocos días me atrajo el estudio presentado por Spotify, analizado por Ian Anderson, sobre cómo el clima afecta el gusto musical de la gente. Es decir, no es lo mismo manejar por ejemplo en un día soleado como en un día gris como ahorita que escribo.
Está claro que el clima no lo podemos controlar pero sí la música que nos acompaña. Y todo indica que en efecto, sí existe una incidencia entre la música y las condiciones climáticas. Pues bien, el estudio hecho prácticamente alrededor del mundo entre millones de usuarios anónimos se basa en varios tipos de clima (sol, lluvia, nubes, viento y nieve). Obviamente lo último lo traduzco más como frío. Anderson analizó todas las variables que, “en las grandes capitales del mundo los días soleados se traducen con ‘música que suena feliz’”. Y añade: “Se nota cómo los días soleados tienen un gran impacto en Europa (países donde les cuesta ver el sol)”.
En fin, es interesante ver cómo el estudio presenta gráficas más detalladas de ciudades como New York, Chicago o Inglaterra. El estudio recurrió a un software Acousticness para determinar cuánto instrumental acústico o cuánto electrónico contiene lo que se escucha.
Para los días soleados, como ya mencionamos, la gente prefiere música danzable. Se entiende que es una música basada en una serie de elementos incluido tempo, estabilidad rítmica, beat fuerte con completa regularidad. Mientras que cuando el día es más soleado se opta por una música energética que se traduce como música más rápida, más ruidosa y más alta. Por ejemplo, el death metal que es super energética. En cambio cuando hay frío el público se decanta por la música instrumental. También puede caber acá el rap con temas claramente vocales. Aunque siempre prevalece lo instrumental.
En los días lluviosos, como ahora, el público se inclina por una música orgánica, es decir, con instrumentación acústica y fluctuaciones de tempos más humanos. Pero también aquí se incluye una música menos orgánica, es decir, más eléctrica, más incesante como el techno.
En fin, pienso que como gente de radio debiésemos tomar algo de esta información prestada para elaborar el playlist dentro de los programas. Aparte de las llamadas por teléfono, de los tweets o posteos, valdría la pena observar el clima. Salir allí nomás tras esa puerta de vidrio para ver el cielo. Lo que quiero decir es que si esa información la consideramos valiosa, convendría emplearla como una herramienta de trabajo. Seguro, nuestro público lo agradecerá y se enganchará más al programa.